FINAL DE LA COPA DE LA UEFA 2001: EL LIVERPOOL CONTRA EL SUEÑO DEL ALAVÉS

Hoy quiero rememorar un partido que aún está en la retina de muchos futboleros. Uno de los partidos más épicos jamás vistos. Fue la Final de la Copa de la UEFA de 2001 disputada en Dortmund. Se enfrentaban el todopoderoso Liverpool inglés al semi-desconocido equipo español del Alavés de Vitoria. Tras quedar en 5º puesto la campaña anterior el modestísimo Alavés se colaba en la Final de la UEFA habiendo eliminado entre otros equipos al Rosenborg, al Kaiserslautern o al mismísimo Inter de Milán. El Alavés jugaría aquel partido sabiéndose inferior, pero con ganas de convertirse en “la reina de la noche”. Todos los españoles y muchos europeos eran alavesistas por un día. Entrenados por José Manuel Esnal “Mané” los jugadores del Alavés Martín Herrera, Cosmin Contra, Eggen, Karmona, Téllez, Desio, Ibon Begoña, Geli, Tomic, Astudillo, Magno, Iván Alonso, Jordi Cruyff, Javi Moreno y compañía, eran los encargados de plantarle cara a un Liverpool comandado por Owen, Fowler y un prometedor Steven Gerrard.



Comenzaba la noche más mágica de la historia del fútbol vitoriano. Sin embargo, al descanso se llegaba con un contundente 3 a 1 favorable a los ingleses. El sueño alavesista parecía quedarse simplemente en eso: un sueño. Pero los hombres que no tienen nada que perder son los más peligrosos de todos. Y aquellos jugadores del Alavés no tenían mucho que perder, ya que estar allí para ellos ya era un gran premio. Por tanto, salieron a disfrutar y además… el fútbol está lleno de sorpresas. El Alavés salió a disfrutar y ya lo creo que lo hizo. Su jugador estrella Javi Moreno tomó la batuta anotando dos goles y forzando algo que parecía increíble: la prórroga. Todo que se estaba viviendo era impresionante, era toda una demostración de la grandeza del fútbol. Perdiese el equipo que perdiese sería injusto. La prórroga se disputaría al formato de Gol de oro, es decir, para el equipo que encajara un gol, la burbuja explotaría. Y con un gol en propia puerta, la burbuja que explotó fue fatalmente la del Alavés. Los jugadores alavesistas que habían luchado como feroces guerreros durante más de 100 minutos se derrumbaban, sus cuerpos agónicos se desplomaron sobre el césped. Aquellos hombres habían rebasado los límites de la heroicidad pero no había consuelo para ellos.



7 años después, lo único que le queda a una afición que no ha vuelto a levantar cabeza desde entonces, es añorar aquel amanecer de épica y orgullo que se vivió en Dortmund, cuando a media Europa se le tiñó el corazón de alavesista.