"La historia la hacen aquellos que rompen las reglas" Carl Brashear

2008/05/12

EL PARTIDO DE LA MUERTE




Año 1942, Segunda Guerra Mundial, las tropas nazis han invadido la URSS y ocupan Kiev, capital ucraniana. Josif Kordik, dueño de la Panadería Nº 3, almuerza en un restaurante cuando divisa en la vereda del frente a Nikolai Trusevich, arquero del popular Dínamo. La guerra ha obligado a disolver el equipo y sus jugadores se han dispersado. El gigante Trusevich -hambriento y muerto de frío- recién ha salido de un campo de prisioneros y deambula sin saber dónde dormir. La reacción natural del hincha habría sido pedirle un autógrafo al ídolo. Kordik no sólo hace eso: le ofrece trabajo como barrendero. Gracias a Trusevich recluta en su fábrica a una docena de las mayores estrellas del balompié local. Los desesperados cracks reciben comida y techo cuando el país está en ruinas.




Hasta aquí podría ser una historia ejemplar. Pero Kordik no es un tipo misericordioso y aprovecha su poder para crear un equipo personal que entrena en el patio de la panadería. Simpatizantes comunistas, los jugadores deciden que su camiseta sea de un color rojo furioso. Así nace el FC Start, una verdadera selección de Kiev que sin saberlo camina al matadero. “No tenemos armas, pero venceremos en la cancha a los fascistas bajo los colores de nuestra bandera”, proclama el arquero Trusevich antes del primer partido oficial, que juegan con botas de trabajo y overoles recortados.




Los nazis que usaron al fútbol como instrumento de propaganda, quisieron organizar el abortado Mundial de 1942 y dos semanas antes de la caída de Berlín aún se jugaban partidos de Copa. Un equipo de la anexada Austria, el Rapid de Viena, figura como campeón de la temporada 1941 del balompié alemán. En cada país ocupado se organizaron torneos para brindar a la población una falsa sensación de normalidad. Eso sucedió en Ucrania. En la extraña liga creada en 1942 participaron seis cuadros. Cuatro representaban a ejércitos del Eje. El quinto era el Rukh, formado por colaboracionistas locales; el sexto, el FC Start, que en el primer partido aplastó por 7 a 2 a sus compatriotas.




Kordik los había obligado a participar pese al evidente riesgo. La caridad de sus compatriotas les permitió comprar calcetines y pantalones cortos para los siguientes encuentros. Sin querer, el Start se había convertido en símbolo de la resistencia y en un buen negocio. Jugando en un pequeño y atiborrado estadio siguió goleando sin piedad a sus rivales. El 6 de agosto se coronó campeón invicto humillando por 5 a 1 al Flakelf, el invencible seleccionado de la Luftwaffe. Al día siguiente los alemanes tapizaron Kiev con carteles que anunciaban una innecesaria revancha, que se jugaría dos días después. Ese caluroso domingo 9 de agosto, el Estadio Zenit estaba repleto. En la tribuna, oficiales nazis; en las galerías, el pueblo ucraniano custodiado por soldados y mastines. El árbitro advirtió al Start que debía saludar a sus rivales con un sonoro “Heil, Hitler”. En vez de ello, en la cancha los ucranianos se golpearon el pecho y gritaron a la usanza comunista.




El primer tiempo fue un festival de patadas que el arbitro no quiso ver. Trusevich permaneció varios minutos inconsciente luego de ser golpeado en la cabeza y, sin arquero, los germanos abrieron la cuenta. Pese al robo, los de rojo se fueron al descanso venciendo por tres a uno, con dos tantos del goleador Ivan Kuzmenko. Las graderías hervían y el comandante de ocupación Eberhardt era insultado por un verdadero coro popular.
En el entretiempo, un oficial nazi entró al camarín del Start. “Deben comprender las consecuencias de sus actos, si ganan, no queda nadie vivo”, les advirtió. Sin embargo el orgullo fue más fuerte y los rojos vencieron por 5 a 3. El árbitro suspendió el partido después de que Aleksei Klimenko, delantero ucraniano, gambeteó a medio equipo rival, llegó hasta la línea de gol y en vez de anotar se dio vuelta y pateó hacia el centro del campo. La multitud enloqueció.



Extrañamente, el fin de semana siguiente el FC Start volvió a jugar y goleó por 8 a 0 al Rukh. Pero dos días después nueve de sus jugadores fueron detenidos por la Gestapo y acusados de sedición. El volante Nikolai Korotkykh fue ejecutado en el acto: su propia hermana lo había denunciado como espía ruso. Tras semanas de torturas el resto fue enviado al tenebroso campo de concentración de Siretz. Luego de un ataque de partisanos ucranianos se ordenaron fusilamientos selectivos como amedrentamiento. Kuzmenko, Klimenko y el arquero Trusevich fueron ejecutados. Este último murió con su camiseta puesta gritando “¡el deporte rojo nunca morirá!”. Sus cuerpos fueron lanzados a un barranco.




Sólo cuatro miembros del FC Start sobrevivieron hasta la liberación rusa. Lo que vino fue absurdo. Autoridades estalinistas los acusaron de traición por confraternizar con el enemigo y sólo salvaron la vida jurando guardar silencio para siempre. Pero su leyenda crecía en Ucrania y en los años 60 salió a la luz. Tras la caída de la URSS se conoció la verdad. Makar Goncharenko era el único miembro del FC Start que aún vivía y por fin pudo hablar. Poco antes de fallecer en 1996 conversó con el periodista inglés Andy Dougan, autor del libro “Dínamo: Defendiendo el honor de Kiev”. El viejo lateral tenía la película muy clara y no se creía un héroe: “Mis amigos no murieron porque fueran grandes jugadores, murieron como tantos otros porque dos regímenes totalitarios se enfrentaron. Estábamos condenados a ser víctimas de una masacre a gran escala”.




En Ucrania, los jugadores del FC Start hoy son héroes patrios y su ejemplo de coraje se enseña en los colegios. En el estadio Zenit una placa reza “A los jugadores que murieron con la frente en alto ante el invasor nazi”. Y quienes conservan una entrada del partido más triste de la historia tienen asegurado de por vida el pase gratis para alentar al Dínamo de Kiev. En los escalones de la cancha hay un monumento que recuerda a los héroes del Start, el equipo al que nadie venció entre 1941 y 1942. Una foto los recuerda y la leyenda queda grabada en la frase que se lee debajo: “De la rosa sólo nos queda el nombre”.

2008/05/05

EMPAPADOS DE GLORIA








Juanma Trueba 05/05/2008 DIARIO AS



Lo necesitaba la Liga y lo requería el campeón. No existe un torneo mediocre con un final así. No hay un equipo mediano con una determinación tan grande. El Madrid ha ganado su 31ª Liga y la ha conectado con todas las demás, con su historia fabulosa, con esa leyenda que niega la rendición por encima de cualquier adversidad. Que nadie lo olvide: el uniforme es blanco para llenarlo de barro y de sangre. Y así terminaron las camisetas anoche. Manchadas de gloria. De campeón.



El guión fue brutal y se guardó un desenlace grandioso, que me perdone Osasuna. El Madrid perdía 1-0 a siete minutos del final, rasgado por un penalti absurdo, palmeo de Heinze. A tres de la conclusión, Robben empató con un cabezazo que pertenecía a Van Nistelrooy. A 120 segundos del final se obró el milagro. Diarra avanzó como un soldado entre el fuego de morteros y se derrumbó en la frontal, exhausto y acribillado. Entonces Sergio Ramos abrió a Higuaín y el chico marcó en un gol todos los goles que había fallado antes, cincuenta o mil. El jugador que disparaba por encima del arco iris cargó en su pierna derecha toda la rabia por las dudas ajenas, por los comentarios que duelen. Y el balón que salió de allí fue de fuego y revancha. Imparable, por tanto.



La historia se resolvió en ese golpe final, pero hubo un momento clave. Después de una primera parte controlada por Osasuna, el partido debía estallar en la segunda mitad y lo hizo. Había mucha emotividad, excesiva tensión, demasiado en juego. Y fueron cayendo los más débiles. Primero, Cannavaro. A los 20 segundos de la reanudación, el napolitano derribó por detrás a Plasil y vio la segunda tarjeta amarilla.



El Madrid perdió un defensa, pero ganó algo mucho más importante: heroismo. En el mismo instante de la expulsión, su partido dejó de ser mediocre para convertirse en épico. Y así quiso responder el equipo, con grandeza, al límite de sus fuerzas. Empapado por el torrente que caía del cielo.



La expulsión era una oportunidad para redimir un partido y para exaltar una Liga. Para olvidar los minutos anteriores y empezar de nuevo. Hasta entonces, Osasuna había dominado el juego y el escenario. Sin despreciar los choques, se apoderó del balón y cayó en su paradoja. El equipo recurre a los valores de la tribu para hacerse notar (pelea, coraje, mordiscos), pero su fútbol no es ese. Osasuna, su juventud, tiene calidad y recuerda en ese sentido al Athletic y a sus jóvenes, cuyo carácter mítico se define en los poemas a golpe de pelotón que los arrollo, aunque hoy esos chicos se expresan a ras de hierba.



Con el partido en llamas, Schuster subió la apuesta: retiró a Raúl por Higuaín. A continuación se despeñó el partido. Heinze cometió penalti y al caer tuvo suerte, porque le pisotearon la mano izquierda y la sangre le pringó la camiseta. Puñal marcó. Arreciaba la lluvia. Y se cocía el barro.



La reacción del Madrid fue furiosa. Higuaín sacó una falta y Robben marcó el primer gol de cabeza de su vida. Lo que vino recordó a un huracán y Osasuna no acertó a cerrar las puertas porque las puertas ya habían volado.



Cuando Higuaín controló el último balón ya lo tenía todo planeado: dejarse el alma. Lo necesitaba él, la Liga y el campeón.

2008/04/21

LA LLAMA DE VIRIATO












(Publicado por Mateo y Juanpa)



“UN GRUPO DE ZAMORANOS DETIENE LA ANTORCHA Y ROBA LA LLAMA OLÍMPICA”




La antorcha olímpica es probablemente el símbolo más famoso de los Juegos Olímpicos. Esta antorcha evoca la leyenda de Prometeo que le habría robado el fuego a los dioses para entregárselo a los humanos, siendo condenado a que un buitre le comiera el hígado que se le regeneraría una y otra vez para toda la eternidad. La historia de la antorcha olímpica en los Juegos comenzó en Olimpia y cientos de años después la tradición regresó en los Juegos de Ámsterdam 1928, pero sería en Berlín, 1936, cuando se comenzaría con lo que ahora parece algo habitual: el transporte de la antorcha con la llama olímpica. Este año, el transporte de la llama está sufriendo diversos problemas debido al conflicto de China con el Tíbet. Sin embargo, este no es el primer año en que el transporte de la antorcha sufre problemas.



Año 1992. Juegos Olímpicos de Barcelona. La antorcha olímpica atraviesa España camino de Barcelona. El itinerario inicialmente, incluye Castilla y León pasando por todas sus provincias. ¿Todas? No. La provincia de ZAMORA es incomprensiblemente apartada del recorrido. Una vez más, éramos olvidados del mapa. La indignación entre los zamoranos es patente, pero no parece que nadie vaya a hacer nada. La antorcha llega a León; de donde emprende el camino a Valladolid. Por pocos kilómetros no pisa suelo zamorano. La llama olímpica avanza, imperturbable hacia la ciudad condal, obviando la tierra zamorana. Pero, de pronto, sin saber de donde ni como, aparece un intrépido y aguerrido comando de once zamoranos que le cortan el paso a la caravana con una bandera de ZAMORA, toman la antorcha y emprenden una rauda huida a pie hacia la zamorana localidad de Castroverde de Campos, perseguidos por la Guardia Civil. Los fugitivos tan sólo querían hacer justicia y se sabían alentados en la lejanía por el espíritu luchador de Viriato, héroe de nuestra patria zamorana. La operación fue calificada como un auténtico éxito, siendo esta toda una hazaña reivindicativa frente a la injusticia cometida.



Porque en ZAMORA existimos y resistimos. Cientos de años después, los hijos de Viriato no se rinden...

2008/04/17

ENTREVISTA A FERNANDO MORIENTES








Esta es parte de una entrevista que le hizo el Diario Marca en el 2006 a Fernando Morientes repasando su fructífera carrera. Ahora, dos años después, se ha convertido en el héroe valencianista tras conseguir tercer gol del cuadro ché ante el Getafe en la pasada final de la Copa del Rey. He aquí un repaso a la carrera de uno de los mejores nueves de la historia del fútbol español.


-Debutó en Champions en la temporada 97/98 y fue uno de los artífices de la Séptima del Madrid. Una Copa de Europa que estuvo marcada por aquel partido contra el Dortmund en el que cayó la portería.
Aquel partido lo recordamos con cariño porque ganamos. Todo lo que pasó alrededor del partido, con el parón cuando se cayó la portería fue algo muy extraño. Al final ganamos 2-0 con un gol mío y otro de Karembeu y nos dio la posibilidad de meternos en la final.


-La Octava ante, su actual equipo, el Valencia, fue una final en la que marcó un gol, quizá la que mas celebró por ese motivo.
La que celebré con más entusiasmo fue la Séptima: era mi primer año en el Real Madrid, mi primer título y la que más ilusión me hizo. En la Octava el ambiente que se respiraba en París, por las dos aficiones, era especial.


-La Novena fue la final en la que el Madrid iba como más favorito y quizá fue la que más costó ante el Leverkusen.
La de la Juve costó muchísimo, pero como ellos no marcaron parece que estuvo más controlado. Sí es cierto que la que más nos costó fue la de Leverkusen, la Novena. El Leverkusen jugaba muy bien, muy sólido y fue una final en la que sufrimos mucho.


-Ya con tres Copas de Europa se va cedido al Mónaco, hace una temporada espectacular, pero pierde la final.
Estuve muy cómodo ese año en la Champions. Quedé como máximo goleador, mejor delantero de Europa y subcampeón. A ese año le tengo especial cariño porque fue el año en el que mejor estuve en la competición. Me encontré mucho más a gusto y quizá me sentía más líder en el equipo que anteriormente.


-Ese año marcó un gol decisivo en el Bernabéu, que dedicó a las víctimas del 11-M y que fue aplaudido por el público rival… el del Madrid...
Estaba todo muy a flor de piel. Leí muchas noticias de víctimas y heridos que eran aficionados del Madrid. Me enviaron una carta de un familiar de un chico que, siendo muy madridista, me decía que había sentido mucho mi marcha al Mónaco porque degustaba como jugador. El día del partido todo estaba muy cercano y lo pensé antes del encuentro, “si marcase… pero será tan difícil”. Pero tuve la suerte al final de la segunda parte de hacer el 4-2. Fue un momento bonitogente me aplaudió porque sé que se me tenía cariño. Y a mucha gente le agradó ese gol, aunque valió doble y eliminó al Madrid.


-Su gran temporada en el Mónaco le hace regresar al Madrid, disputa la previa de la Champions, donde marca dos goles, y termina en el Liverpool.
Había jugado la previa y no pude disfrutar de la Champions con el Liverpool. Y dio la casualidad de que ese año también llegamos a la final y la ganamos. Yo bajaba al vestuario, veía lo que se vivía antes del partido y luego subía a la grada.


-Se frotaría los ojos tras los penaltis. ¿Qué pasó en el vestuario para que el Liverpool saliera de esa forma en la segunda parte?
Pensé lo que todo el mundo, que podía haber algún gol al principio que nos hiciese cambiar un poco la imagen del partido. Estaba claro que al Milán era muy difícil remontarle un tres a cero y más en la final de la Champions. Era casi imposible. Después la alegría y la sorpresa fue mucho más grata.


-Con Morientes, el Valencia tiene más opciones. Es como si diera buena suerte. ¿Hay muchas ganas en Valencia de volver a ver partidos de Champions?
Sí, pero los años que jugó lo hizó muy bien. Eso le queda grabado a la afición y lo que se quiere es repetir y llegar más lejos. Uno se queda con las cosas bonitas.

2008/04/11

GRACIAS GETAFE




"...VAMOS AZULES,

VAMOS GETAFE,

VAMOS CONTIGO,

VAMOS AZULES,

AZUL ES MI DESTINO..."


Porque CONTRA corría rompiendo el viento. Porque a CORTÉS se le quedaba pequeño el campo. Porque CASQUERO sabía que tenía que ser su noche. Porque CELESTINI quería que le recordaran para siempre. Porque a COTELO no le cabían en el campo. Porque BELENGUER, DE LA RED, BRAULIO, UCHE, GAVILÁN, TENA y compañía se sabían poetas guerreros en busca de una gesta. Porque el PATO se encontró de frente con la tristeza. Porque toda España se hizo azulona. Porque no ganaron el partido, pero se ganaron nuestros corazones. Porque este encuentro no caerá en el olvido. Porque les recordaremos como héroes que nos hicieron soñar. Porque las lágrimas se tiñieron de azulón, pero el orgullo también. Porque 114 minutos jugando con 10 demuestra vuestra grandeza. Porque toda Europa sabe ahora donde está GETAFE. Porque solamente podemos ponernos en pie y deciros:

"GRACIAS POR TODO Y VIVA EL GETAFE"


2008/04/05

BOB MARLEY









Robert Nesta Marley nació en Jamaica en Jamaica en 1945. De pequeño adivinaba el futuro de la gente leyendo la mano, era rastafari y le encantaba cantar y jugar al fútbol. Marley quería ser futbolista profesional, pero no resulto factible puesto que cantando con el grupo “The Wailers”, su música estaba cambiando el mundo y él, ya era conocido por todos como “Bob Marley”.


Intentado asesinar por el presidente jamaicano, Bob, llevó la música reggae a su cumbre al grito de “No woman, No cry”. Sin embargo, él nunca dejaba olvidada su pasión oculta: el fútbol. Iba con su banda cantando por todo el mundo y a la vez jugando partidos de fútbol. Un día. Jugando al fútbol en Londres, se hizo una herida en el dedo gordo del pie derecho. De la herida se forma un tumor, pero Bob sigue cantando y jugando al fútbol. Los médicos se aconsejan amputarse el dedo, pero Bob al ser rastafari era contrario a las amputaciones. El tumor deriva en un cáncer que terminaría extendiendose por todo el cuerpo. Bob recurre a la medicina no convencional y prosigue jugando al fútbol creyendo que se encontraba ya mejor. Fatalmente, un día jugando al fútbol se desmaya. Murió a los pocos días en un hospital de Miami con tan solo 26 años habiendo recibido un mes antes la Orden del Mérito de Jamaica.


A día de hoy, en el paseo que lleva al estadio donde juega sus encuentros la selección jamaicana, el estadio nacional de Kingston, hay una estatua que presencia todos los partidos. Aquella estatua es la estatua de una de las leyendas del siglo XX: el cantante rastafari que portó la bandera de la música reggae por los cinco continentes y que murió por amor al fútbol, Bob Marley.


2008/04/02

JUAN GÓMEZ, 16 AÑOS DE ESPÍRITU









2 de Abril de 1992. Término municipal de Calzada de Oropesa (Toledo). Un trágico accidente segaba la vida de Juan Gómez ‘Juanito’. Aquel Peugeot 405 no llegó nunca a su destino. Juan regresaba a Mérida después de presenciar un Real Madrid-Torino de la Copa de la UEFA. Hace ya 16 años, nos abandonaba el futbolista más temperamental y carismático de toda la historia del Real Madrid y del fútbol español.



Juan era un puro talento salido del sórdido barrial, un chico con alma de torero que nació en Fuengirola, creció en el Burgos, pasó por el Atlético de Madrid, se curtió en el Bernabéu, se cortó la coleta en Málaga y aterrizó en Mérida para acostarse futbolista y levantarse entrenador. Juanito fue mágico. Vivió en medio de un terremoto, corriendo y gritando, caminando furioso hacia una meta legendaria. Necesitaba que le necesitaran. Juan era un tipo especial. Artista de capea, amigo de sus amigos, ingenuo, soñador, fogoso, impetuoso, visceral y con un corazón que no le cabía en el pecho. En el campo era un jugador hábil, rápido, intuitivo, listo, imprevisible, un ganador nato que hacía sentir estruendos que no parecían reales, apretaba los puños, lanzaba ráfagas de genialidad y fuerza, transmitía emociones que levantaban el Bernabéu.



Juan era la cara de pillo que conquistó a Santiago Bernabéu. Juan era una profecía: “Hoy metemos cinco”. Y se metían. Juan era el grito en la noche por todo el hotel: “A esos alemanes los vamos a machacar”. Juan era el salir brincando del campo como una furia desatada que provocó el mayor rugido que recuerdan las paredes del Bernabéu, saltando como un chiquillo tras el 4-0 al Borussia, aquella noche en que Juanito hizo poesía y Valdano acuñó el ‘miedo escénico’ haciéndolo blanco y eterno. Juan era esa voz rara y quebrada, que junto a Camacho, invadía la paz de los hoteles donde se alojaba el Madrid. Juan era el enemigo de Mätthaus, pero al poco era el arrepentimiento y el perdón con el regalo de un estoque. Juan era la peor pesadilla italiana, porque “90 minuti son molto longo en el Bernabéu”. Juan era una rabona, una genialidad. Un maestro para ‘El Buitre’, un hermano para Santillana. Una historia de amor y odio con Uli Stielike. Juan era señor que tiraba el balón fuera ante la lesión de N´Kono. Juan era español del dedo pulgar hacia abajo, ciscándose en toda Yugoslavia y recibiendo un salvaje botellazo en la cabeza cuando abandonaba el Pequeño Maracaná de Belgrado. Juan era el eco del Bérnabeu al grito de "illa, illa, illa Juanito maravilla”. Juan era la bandera del Real Madrid. Juan era, es y será por siempre el espíritu blanco.

2008/03/27

GERD MÜLLER






- ¿Por qué lo deseas tanto?

- Porque me dijeron que no lo lograría.


Este diálogo forma parte de la película que da nombre a este Blog, “Hombres de Honor”. La historia de un chico bajito y rechoncho que vivía en Nördlingen (Alemania), llamado Gerd, no era muy distinta. Tenía 17 años y trabajaba en una empresa textil. Allí soñaba que jugaba al fútbol y que era un delantero portentoso que marcaba muchos goles. Entonces comenzó a jugar en un club juvenil de su ciudad. El chico no era ni mucho menos un portento físico y su entrenador le cogió un día y le dijo:


- Chaval, en esto del fútbol no llegarás muy lejos. Mejor dedícate a otra cosa.


El entrenador no sabía lo que había dicho. Aquel chico dos años más tarde, llegaría al Bayern de Münich y compartiría vestuario con Franz. Estos dos nombres junto a sus apellidos se harían universales: Gerd Müller y Franz Beckenbauer. A Franz le marchaban bien las cosas, pero a Gerd no tanto ya que era un suplente habitual. Para su entrenador como él mismo decía, sólo era un molinero rechoncho (Müller en alemán significa molinero). Sin embargo, una plaga de lesiones en el equipo le otorgó una oportunidad. Ni Müller sabía de lo que iba a ser capaz. Todos alucinaban al verlo dentro del área, era un auténtico torpedo, "el Torpedo Müller". A lo largo de su carrera futbolística marcó más de 600 goles, jugó 62 encuentros con la selección alemana, ganó la Bota de Oro, 3 Copas de Europa, 1 Copa de la UEFA, 1 Recopa y además fue Pichichi en el Mundial de México 70.

He aquí la historia de Gerd, un molinero rechoncho que no dejó que le despertaran del sueño, y que se transformó en un torpedo.

2008/03/25

ANDRÉS ESCOBAR Y LA MAYOR TRAGEDIA EN LA HISTORIA DEL MUNDIAL DE FÚTBOL






Andrés Escobar nació en Medellín (Colombia) en 1967 en el seno de una prestigiosa familia. Desde pequeño mostró ya un gran interés por el fútbol, el cual, compaginaba con sus estudios. Con 21 años, comenzó a destacar como futbolista profesional en el Atlético Nacional y pronto llegó a la selección colombiana. Con el combinado colombiano las cosas le iban bastante bien llegando incluso a marcar un gol en Wembley. Andrés Escobar era querido y admirado en toda Colombia. Entonces, con 27 años llegaba para él y para Colombia una gran oportunidad: el Mundial de Estados Unidos 1994. Pero aquella oportunidad estalló sobre Escobar.



Segundo partido de la primera fase del Mundial. Colombia necesitaba ganar y se enfrentaba a la selección anfitriona, Estados Unidos. En pleno encuentro, Escobar tuvo el infortunio de introducir la pelota en su propia portería anotando el 2 a 1 a favor de Estados Unidos y cayendo Colombia eliminada del Mundial. La derrota supuso un gran golpe para Escobar y para todo el país. A los pocos días de regresar del Mundial, Escobar realizó una columna para una revista, que sin saberlo sería una especie de epitafio para él: "... Un abrazo fuerte para todos y decirles que fue una oportunidad y una experiencia fenomenal, rara, que jamás había sentido en mi vida. Hasta pronto, porque la vida no termina aquí". Por desgracia, Escobar se equivocaba y a los pocos días fue asesinado a punta de pistola al grito de: "Gracias por el autogol".


Sin embargo, los asesinos jamás hubieran adivinado que habían acabado con la vida de Andrés Escobar, pero no con sus sueños. Antes de irse al Mundial, Escobar le había confesado a su familia y amigos cercanos, la intención que tenía de crear una escuela de fútbol para jóvenes con el deseo de formar futbolistas y personas. Tras su muerte, su familia cumplió su sueño y aquel sueño le haría eterno. Millones de colombianos lloraron su muerte, y todavía hoy, más de una década después, para muchos, Andrés Escobar aún vive dentro de sus corazones.

2008/03/21

FRANCO BARESI








¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ AVANTI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!





Con un arduo grito el general italiano Franco Baresi desplegaba sus tropas haciendo caer al enemigo en la trampa. Un auténtico estratega que quebraba los ataques rivales haciéndolos caer en el fuera de juego. Durante 20 años y en más de 700 partidos estuvo flotando en el aire un grito que rompió cientos de sueños y que aún resuena en muchas cabezas. La Copa del Mundo del 82, 3 Copas de Europa, 6 Scudettos, 2 Intercontinentales y 2 Supercopas de Europa certificaban la efectividad del grito que cayó del cielo.





Sin embargo, la historia de Baresi es la historia del vivo ejemplo de superación. Siendo Baresi todavía un adolescente, perdió a su madre y a los pocos años a su padre. Franco Baresi dejó los estudios mientras soñaba con ser piloto de Ferrari, pero su hermano le introdujo la pasión por el fútbol y juntos probaron a fichar por el Inter de Milán. Para su hermano hubo suerte, para él no. Entonces Franco Baresi se topaba con la posibilidad de fichar por el vecino del Inter, el Milán que atravesaba por unos duros momentos tras haber sido descendido a la Serie B por la Justicia. Al poco de fichar por el Milán, Franco contrajo una extraña enfermedad que hizo que su vida peligrara seriamente. Entonces Baresi se levantó y todo fueron rosas a partir de aquel instante.




Resonarán eternamente las seis letras que le coronaron: A-V-A-N-T-I. Porque nunca seis letras significaron tanto.