Hay algunos hombres malos,
Hay algunos hombres buenos.
Hay algunas miradas que no miran nada, que olvidaremos.
Algunos hombres apenas si nacieron.
Algunos hombres son buenos porque tienen miedo.
Hay algunos que despiertan a sus recuerdos dormidos.
En el fondo estamos solos en un desierto de gente,
Pero hay que ser muy valiente y apretar los dientes a la soledad.
Hay algunas palabras que nunca diremos que olvidaremos.
Los hombres no se hicieron para ser prisioneros,
Porque algunos hombres buenos hay que lo siguen siendo.
Ésta es parte de la letra de una canción de Andrés Calamaro llamada "Algunos hombres buenos". En el mundo del fútbol, aún sigue habiendo "algunos hombres buenos". El uruguayo Diego Forlán es uno de ellos. La historia de por qué se hizo futbolista, es una historia triste. Cuando Diego tenía 10 años, su hermana sufrió un accidente de tráfico por el cual se le daño la espina dorsal y estuvo cinco meses conectada a un respirador artificial. Hoy en día, se encuentra en silla de ruedas.
Diego, le prometió a sus padres que conseguiría llegar a ser futbolista profesional para poder pagar los elevados gastos que la situación de su hermana generaba. Y el gran Diego Forlán cumplió con su palabra.
Como futbolista, Forlán se dió a conocer en el Independiente de Avellaneda argentino, equipo al que llegó con tan solo 14 años procedente del Peñarol de Montevideo. En el 2002 llegó a Inglaterra para jugar en el Manchester United donde permaneció hasta que en el 2004 llegó al Villarreal. En el Villarreal Forlán, se consiguió convertir en el máximo goleador de España y de Europa, llevando al cuadro castellonense hasta las semifinales de la Champions. Forlán es desde el año 2005 embajador de Unicef y sus compañeros se admiran de su gran sencillez y compromiso allá donde va. Esta temporada Forlán ha fichado como gran estrella del Atlético de Madrid.
Mucha suerte a un hombre bueno.
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